Cuando tenía 19 años tuve que hablar frente a un público de 300 personas. Estaba sudando por todo el cuerpo, me temblaban las rodillas literalmente, y no sabía que iba a decir… Solté una frase que causó gracia, me aplaudieron y acto seguido, salí huyendo por el otro lado del escenario, aun temblando.
¿No sé si te has así, alguna vez? A ese estado yo lo llamo estar en estado de Pre-Oratoria, mas conocido como pánico escenico.
Allí fui consciente del ese gran miedo que tenía y que me limitaba, pero solo muchos años después conseguí vencerlo, o casi, hoy aún paso miedo, aún sigo en Pre-Oratoria. Pero menos. Ya no huyo.
Te cuento como llegue al lugar del pánico, a aquel escenario: Mis padres no sabían que hacer conmigo, siempre fui la rebelde de la casa así que un día ellos me propusieron un «plan», (cosas que hacen los padres en sus intentos de educación).
El plan era inscribir me a unos «Ejercicios Espirituales«… ¿Qué? ¿Cómo? La idea era que te encerraban unos días en un colegio de monjas, con chicas de tu edad, y pasabas la mitad del tiempo cantando canciones de iglesia. ¿Que quieres que te diga? lo acepté sin preguntar el programa que me esperaba, lo vi como una aventura, vacaciones, una oportunidad de salir de casa y hacer amistades. Y así fue.
Al segundo día traté de escapar, no fui la única. Nos dimos cuenta de que allí estaba “todo pensado”. El recinto estaba apartado de la civilización, nos pareció una caminata peligrosa y muy cansada. Era demasiado esfuerzo, asi que decidimos que «aguantar» dos días más, no sería tan malo…
Se pierde en mi memoria todo lo que hicimos, pero me lo pase bien, había madrugones, y reglas, sí, pero las monitoras sabían crear ambiente, y el resto lo poníamos nosotras…
El último día hicieron algo que no estaba previsto para nosotras, nos llevaron a un enoorme salón de actos…que a mí me pareció enoorme…Lleno de padres, madres hermanos, amigos, personas mirando…
Entonces en un acto ceremonial de cierre, las monjitas nos pidieron testimoniar, vaya por Dios, nunca mejor dicho, debíamos desfilar todas delante del micrófono y decir algunas palabritas… y ¡me cachis en la mar!, eso sí que no lo esperaba.
Allí estaba yo sudando con mi discursito de pocas palabras y larga carrera, el caso que el público era agradecido, me aplaudieron y pude respirar, y salir huyendo.
Muchos años después seguía siendo incapaz de hablar delante de más de 10 personas juntas. Organizaba eventos pero siempre eran otros los que presentaban…Seguía con mis sudores y con mis temblores.
Hasta que llego un día fatal, que cambió eso. Estaba ultimando los detalles de uno de mis eventos en el 2013 «La Fiesta del Dinero», cuando recibí la mala noticia de la muerte de mi padre, sucedió 7 días antes de la fiesta. El evento estaba ya organizado, personas apuntadas, entradas, todo listo.
Entonces rota y sin dormir, deje todo, fui a mi pueblo, enterré a mi padre, volví, ya era totalmente huérfana. Con ese dolor muy vivo, seguí con mi trabajo.
De repente el pánico escénico que siempre me limitó, se vio desplazado, ante el dolor todo es relativo. Ya me había enfrentado a lo peor posible, la muerte de mi padre y decidí que todo lo demás, lo que dijeran como lo hiciera, ya no podría afectarme, así que me escribí unas chuletas y allí salí a presentar.
Y decidí que eso no podría seguir así, y después del luto un año después empecé a dar charlas, después talleres. Sigo haciéndolo por trabajo y por disciplina, y como reto, mi nivel ha mejorado.
Nunca se pierde el tiempo que dedicas a escuchar y observar, es mas, creo que incluso es el más productivo. Por eso nos dieron dos orejas y una boca. Para escuchar mas y hablar menos.
Toda la vida he sido como un búho, una observadora, llevaba años detrás de una cámara, muchos más años acudiendo a cursos y charlas, a escuchar y observar a muchos, a los mejores ponentes, en eventos de todos los estilos. Por pura observación por puro aprendizaje, por pura diversión también. Luego empece a aprender oratoria.
Hoy llevo dos años dando charlas y talleres, aún cuesta. Aun estoy en pre-oratoria y encuentro que hay varios niveles en esto:
Pre-Oratoria 1
Cuando sientes que te suda todo, te tiemblan las rodillas, es como si estuviera un león mirándote y tú fueras a ser su cena, pero no, son personas, ves que el pánico que te invade es irracional y así en un ejercicio de valentía te colocas en tu silla, porque no vaya ser que fallen las rodillas. Y dale te lanzas, eliges un tema que dominas y te lanzas. Y sí las palabras salen… pero tu no las dominas. Haces todo lo que has visto hacer a otros y ves que más o menos funciona, pero miras el reloj, miras las chuletas, miras el reloj y por fin se acaba… Ufff. Se pasó mal, pero quedó un sentimiento de «prueba conseguida».
En este nivel eres consciente de todo lo que no sabes.
Pre-Oratoria 2
En este nivel no existe el miedo, las personas no creen tener ningún problema con su oratoria, dar una charla no supone ningún esfuerzo. Pero en este nivel no hay consciencia de lo que nos falta por aprender, porque si, hablar hablamos, coherentemente, correctamente, sabemos explicar una idea, exponer con más o menos corrección.
Pero notas que falta algo, en un fluir de palabras y anécdotas no hay un “camino” que nos guie, o nos dejamos llevar por el caos. Por consiguiente, cuando se da una charla quizás no se consiguen los objetivos.
Oratoria
Aquí ya empezamos a ver un experto, empezamos a observar una estructura, la voz, el cuerpo, el lenguaje verbal todo se une, hay un dominio, algunos dan clases de oratoria, he observado muchos profesores y profesoras de oratoria en este nivel. En este nivel muchos enseñan y utilizan técnicas de comunicación con PNL, Storytelling, técnicas teatrales…
Tocatoria
Luego hay un nivel que va mas allá de la oratoria, recordando los versos de Neruda. Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
No absolutamente, en este nivel no se alcanza con la voz, ni con las palabras, ni con la perfección, En este nivel solo se toca con el alma y el corazón y yo lo llamo tocatoria, otros le dicen enamoratoria.
En este nivel a veces tampoco se es consciente de como sucedió. A este nivel llegan muy pocos. ¿Y tú en que nivel estas?
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EL VIAJE DE SHEREZADE
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